martes, noviembre 20, 2007
¿Te parece informal esta forma no ves que estás sola, igual, igual…
Una verdad simple y modesta, una manera sencilla de andar por ahí, las manos en los bolsillos mirando nomás, cansada de tristear, cansada de preguntarle a la pobre inquilina que traes dentro esas cosas raras que ni tú podrías responder. Lidiando con las imágenes furtivas que, literalmente, te asaltan todo el día y te exprimen todo y más. Los puentes, las ventanas, los caminos medio escondidos, el viento te sacan las ganas pero también se llevan la melanco de pasito, casi sin querer y te dejan con tus zapatos altos, con tu mirada bonita de tan ausente, de tan oscura, con tu aire enlunado, lunático. Y es verdad parece que miras la tierra desde allá, como en la foto que viste hace poco en el periódico: imagen de la tierra como la vería un caminante desde la luna. La planète bleue, la belle bleue, con sus campos magnéticos hechos de entreveros sentimentales y sensoriales: sensación y sentimiento; con sus miles de objetos que sólo atinas a usar, a asimilar como caricia, como calor, como compañía, como “algo de verdad”; con sus imponderables, palabra de inexistente belleza que dicen significa: lo que no se puede prevenir ni evitar, que nomás pasa y ya; con sus cosas que no pueden ser (¿se dice imposible?); con todo eso que duele y que la inquilina no atina a responder.
que yo?
Una verdad simple y modesta, una manera sencilla de andar por ahí, las manos en los bolsillos mirando nomás, cansada de tristear, cansada de preguntarle a la pobre inquilina que traes dentro esas cosas raras que ni tú podrías responder. Lidiando con las imágenes furtivas que, literalmente, te asaltan todo el día y te exprimen todo y más. Los puentes, las ventanas, los caminos medio escondidos, el viento te sacan las ganas pero también se llevan la melanco de pasito, casi sin querer y te dejan con tus zapatos altos, con tu mirada bonita de tan ausente, de tan oscura, con tu aire enlunado, lunático. Y es verdad parece que miras la tierra desde allá, como en la foto que viste hace poco en el periódico: imagen de la tierra como la vería un caminante desde la luna. La planète bleue, la belle bleue, con sus campos magnéticos hechos de entreveros sentimentales y sensoriales: sensación y sentimiento; con sus miles de objetos que sólo atinas a usar, a asimilar como caricia, como calor, como compañía, como “algo de verdad”; con sus imponderables, palabra de inexistente belleza que dicen significa: lo que no se puede prevenir ni evitar, que nomás pasa y ya; con sus cosas que no pueden ser (¿se dice imposible?); con todo eso que duele y que la inquilina no atina a responder.
que yo?
// posted by Miriam Badillo @ 8:46 a.m. 
Comments:
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Sorella, no sé qué hice que borré tu comentario, gracias. Si de nuestra amada y presente Zenorina fue...
Gracias.
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Gracias.
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