jueves, febrero 28, 2013

Historia secreta I



Por Miriam Badillo

                                                                                      Para Mireya Badillo, la encuadernadora viajera.
 
Todo en ellos tiene una existencia íntima, profunda, incógnita. El rose interno de sus hojas; los olores microscópicos, y en permanente mutación, del tiempo;  las tonalidades diferenciadas de cada espacio, cada arruga; las marcas inofensivas del grafito, las agresivas de la tinta. La vida imaginaria que recorre su interior, que vela, que espera.  El crujir, el respirar de sus fibras, los líquidos que las hinchan y las transforman. Su experiencia con temperaturas dulces, inclementes. Su presencia en espacios diversos, en los sólidos, los suaves, amplios, ventilados, estrechos. Las velocidades más variadas, los altibajos en las canastillas de bicicletas, el flotar de los aviones, las turbulencias, los autos, la danza de los barcos; los frascos de perfume, la dureza de unas llaves, los aromas del tabaco, las intimidades de un pañuelo.
    Abiertos al sol, a la luna, a la luz de una vela, de las iluminaciones eléctricas. No tienen prisa, están ahí, su paciencia es infinita, pero no son eternos. Conocen bien las imperceptibles hendiduras que de a poco, casi nada, van convirtiéndose en cuarteaduras que los rompen. Degustan las manchas invisibles que luego arruinarán su ideal blancura. Absorben humedades que a la larga deformarán su cuerpo simétrico, regular, lo engrosarán. Sus hilos, que han sido puestos con la tensión precisa y perfecta, se van aflojando, se sueltan, se quiebran.
    Son sobrevivientes y andan por ahí, sin rumbo, con su aire de seres  que no perderán nunca su valor, cualquiera que este sea y repose donde repose: en su contenido intangible, imaginario, voluble, nunca desentrañado por completo; en el buen gusto que anima su imagen y que provoca antojos de todo género; en la curiosidad sencilla de quien quiere pasar horas livianas asomado en sus enredos, en sus luces y sus sombras; en su bien ganada calidad de joven-viejo vidente de las cosas de este mundo.  


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