martes, noviembre 28, 2006

NOTICIAS DESDE BARCELONA

Quinto día en Barcelona, lo primero que me ha hecho sentir ésta ciudad es una nostalgía insolente, innecesaria de la Europa que viví hace un tiempo. El aire perfumado de rarezas , de días de ensueño, en Francia. Así que bajé del avión y ya me inundaba la música del pasado, estaba como perdida, los ojos, la mente, el corazón y el cuerpo desconectados por completo, cada parte volando por su lado.
¿Cómo es esta ciudad? un poco como todas y notablemente distinta como todas también, he andado mucho, ¿qué he visto? gente que camina muy deprisa y parece grosera pero que se transforma en dulce en cuanto los tocas y les hablas. Hablan todos el castellano y todo esta escrito en catalán, lengua que no me atrae, que me resulta inasimilable (no sé si exista tal palabra). Me hospedo en casa de una amiga mexicana que comparte un piso con una española (que se ha ido, afortunadamente, de vacaciones) y un italiano encantador. Desde el balcón tenemos la visión privilegiada de la Sagrada Familia a todas horas y con todas las luminosidades imaginables. Ir y venir de turistas, desvelos, vino tinto, buena conversación, así transcurren las noches. Los días se van caminando, mirando, hoy tan solo: Parc Güell, maravilla deliciosa, locura increiblemente concretada en roca, color, forma, alucinante y maravilloso repito. Su crador: Gaudí. Se dice que Barcelona es la ciudad de Gaudí, con sus casas locas disgregadas por aquí y por allá, la Sagrada Familia, el Parc Güell y construcciones diversas un poco por todas partes. Ojalá que así fuera y Barcelona estuviera aún más inundada de la locura de ese hombre muerto por atropellamiento.
Inmigrantes si, pero no se notan; turistas si, pero no tantos como en verano, afortunadamente; un poco de dureza en la piel de los naturales de la ciudad, sí, es dificil intentar conocerlos más allá de certeras y amabilisimas indicaciones a los viajantes perdidos y por lo demás, por ahora, no tengo la fuerza para traspasar esa dureza que se adivina facilemente franqueable.
Acompañé a un amigo al museo del Barça (en el estadio), lo esperé afuera y me dormí en una banca, no estoy tan loca como para pagar 11 euros por algo así. En fin supongo que más de uno que lea esto lo haría con gusto pero yo no, que podemos hacer, el fud me gusta pero no es para tanto.
Dí un breve paseo nocturno por un tramo del puerto, mar mediterráneo oscuro, apenas atisbado. La mente descansa increíblemente, hay que pensar en asuntos prácticos como por ejemplo orientarse correctamente en el metro, dónde y qué comer, que habremos de hacer mañana, nada del otro mundo, ya habrá tiempo. Por ahora solo mirar y mirar, ya recordaremos. Próxima parada: Praga.

viernes, noviembre 03, 2006

No sabe lo que hay detrás de ciertos ojos.
Por Miriam Badillo

Lo miro, sus ojos son negros de verdad, no café oscuro, negros en serio. Intuyo su sufrimiento, tengo noticia de su locura, sé que no sabe que yo estoy ahí, delante suyo pensando lo que ahora escribo. Yo podría ser otra y eso no cambiaría en nada sus palabras, sus gestos, sus descomunales esfuerzos por enganchar sus pensamientos con el carro de las palabras. Trato de dejar que ese mismo carro me arrastre hasta los territorios en que él habita, no puedo.

Me mira, sus ojos son castaños y tristes, la mirada se vincula seriamente con su deseo, con sus ansias, con las raíces tibias de un amor verdadero que tiene ganas de crecer, pero para mí no es más que la imagen maestra producida por el ilusionista que me habita.

Nunca los miré, sus ojos se esconden, acechan, me odio cuando siento repulsión y ellos me la producen, así que es preferible olvidarlos para siempre.

No me mira, yo tampoco, sus ojos son de un azul casi marino. Sin embargo sí hay algo de vana fatalidad en este encuentro que espera la continuación.
Me mira y yo lo miro, sus ojos son oleajes majestuosos, así será para siempre.
Nos miramos, sus ojos son grises algunas veces, azules en otras. Y el terror más absoluto me sacude hasta los huesos, me incendia.

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